Cuenta la leyenda…
… que había una vez un pueblo que vivía atemorizado por un dragón. Para evitar que el dragón atacara el pueblo, sus habitantes decidieron entregarle cada día dos corderos, y así lo hicieron. Consiguieron alejar el dragón del pueblo pero, al cabo de un tiempo, los corderos empezaron a escasear y la única solución resultó ser mandar un cordero y una persona, elegida por sorteo al azar.
Los días pasaron y jóvenes inocentes tuvieron que sacrificar sus vidas hasta que un día fue la Princesa la elegida por sorteo. El Rey quiso ofrecer algunas de sus riquezas y posesiones para poder salvar a su hija, pero los habitantes del pueblo se negaron. Sin más remedio, la Princesa emprendió su camino hacia la guarida del dragón para sacrificar su vida y proteger al pueblo. Fue entonces cuando el valiente caballero Sant Jordi se enteró de su situación y, para salvar a la Princesa y al pueblo, se enfrentó al dragón.
Montado en su caballo blanco, el valiente caballero empuñó su espada y mató al dragón clavándosela en el corazón. Del río de sangre nacieron rosas rojas, que se convirtieron en el símbolo de su victoria. Para agradecer su valentía, el Rey quiso recompensarle con riquezas pero él las rechazó y pidió que las repartieran al pueblo.
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